La vida te sorprende de una manera muy especial, en ocasiones te sorprende gratamente. Mi sorpresa fue saber que estaba embarazada. Tras años intentándolo imaginaos la sensación que sentí, fue indescriptible, un sueño hecho realidad, por fin íbamos a ser padres.
Lo hemos conseguido gracias a la fecundación in vitro pero el método es lo de menos, lo importante es el resultado. Sabíamos que estábamos expuestos a un embarazo múltiple por que cuando te sometes a este tratamiento te implantan varios óvulos para garantizar que al menos uno se fecunde. En mi caso fue más que de sobra porque me quedé embarazada de tres, iba a ser madre de trillizos, no sabía si llorar o reír la verdad es que estaba muy contenta pero también muy asustada por todo lo que se me venía encima.
Tras un largo embarazo tuve a mis pequeños, dos niñas y un niño que nacieron fuertes y sanos. ¡Una locura! Tres bebés llorando al unísono, comiendo a la vez y haciendo caca simultáneamente. Una locura que pude sobre llevar gracias a mi marido y a mi madre.
El verano fue eterno, con los trillizos con seis meses, ya sin parar de moverse, cogiendo todo y tirando todo. Se me ocurrió la genial idea de instalar en la cama de matrimonio unas barreras protectoras en todo el perímetro, así la utilizábamos de parque porque en uno convencional no cabían los tres, coloqué un empapador cada poco y así protegí la cama de posibles derrames.
Hoy los niños cuentan ya sus dos añitos, están para comérselos y yo con dos años más estoy liquidada, no sabía que ser madre iba a acabar con todas mis fuerzas, bueno la verdad es que un embarazo como este te deja huella y criar a tres enanos acaba con las reservas de energía de cualquiera. Soy muy feliz con mi gran familia, mi madre estuvo viviendo un tiempo con nosotros porque yo no podía atender todo sola ya que mi marido trabajaba todo el día, y la verdad es que no podría haberlo conseguido si no hubiera sido por ella.
Ser madre te cambia la vida, serlo por partida triple te la descoloca por completo aunque también te da las alegrías por triplicado ¡y los gastos también! Pero de eso ya hablaremos en otra ocasión, solo deciros que lo mejor que te pude pasar es ser padre o madre.